INÉS QUINTANA, 56 años, clienta y equipo de Síclo Madrid.
Soy Inés, una mujer de 56 años, de Madrid, y con una vida nómada y llena de experiencias a mis espaldas.
Desde que me casé, pasé a formar parte de la vida de un ejecutivo que viajaba por todo el mundo. Sin pensármelo dos veces, decidí dejar todo lo que tenía y acompañar a mi marido en su aventura.
He vivido en muchísimos países: Inglaterra, Venezuela, Colombia, China, Filipinas, EEUU… Algo que aparentemente suena espectacular y atractivo para cualquier joven que me lea, pero también tenía muchas sombras.
En cada país iba dejando un trocito de mi corazón pero, al final, no tenía nada que me arraigara, estaba en todos lados, repartí mi vida por todo el planeta pero no terminaba de estar en ningún sitio.
Pasado un tiempo, después de muchos países, maletas y vueltas a empezar, mi marido decide volver a España y, como no podía ser de otra manera, vuelvo con él.
Un súper reto me esperaba en mi país natal: estar de vuelta en España, mi lugar de origen, pero encontrándome desarraigada después de 30 años de aventuras, con una edad madura, sin nada que me llenara, sin nada que hacer aquí (siendo tan movida como soy, ¡eso era especialmente difícil!), con una vida muy vacía y un corazón muy roto por lo más importante de mi vida: mi hija.
Y es que, durante estos 30 años de vivencias en el extranjero, a mi hija le descubrieron una enfermedad que, hoy en día, después de muchos estudios y evolución, es la enfermedad de Crohn.
Al borde de la muerte varias veces, y en la UCI durante meses, tuve que mudarme a Inglaterra a vivir con ella una temporada, cambiar de nuevo mi vida en muchas ocasiones, mi marido y yo estuvimos separados 1 año para poder salir adelante… En fin, una vida llena de altibajos y situaciones complicadas que tuvimos que superar como mejor pudimos.
Hoy en día, mi hija tiene una vida híper delicada pero, a pesar de todo, consiguió sacar su carrera adelante, su vida adelante. Debido al tratamiento que tiene y el grado tan alto de su enfermedad, su calidad de vida está muy mermada y vivimos en una constante incertidumbre, ¡pero siempre con ganas de vivir y seguir sonriendo!
Todo esto hizo que mi vuelta a España después de estos 30 años viajando fuera aún más complicada.
Me encontraba completamente desamparada y, de repente… ¡encontré una luz! Llené mis días yendo a Síclo como clienta. Iba todos los días, mi marido también, y cada semana teníamos ganas de más. Allí conocí a Maricoles, instructora de Madrid que, entre clase y clase, se convirtió en una gran amistad. Ella me propuso empezar a trabajar en Síclo. ¡Y qué acierto!
Dije que sí sin dudarlo, Síclo me llenaba la vida, encontré algo que hacer. Empecé como staff, desde abajo, ¡pero no me importaba! Me hacía olvidarme de cosas, me hacía centrarme, me ilusionaba… Soy una mujer con mucha energía, y Síclo me devolvió la vida.
Hoy es el día en el que estoy donde estoy y, gracias a Síclo, me ha cambiado la vida. Enfrento las cosas con mucha más alegría porque tengo una vida llena, motivada, a pesar de toda la mochila que llevo en la espalda.
Síclo me cambió la vida por las circunstancias de una vida de expatriada, una vida vacía y una mujer con el corazón roto que no sabía cómo coser o cómo ponerle tiritas para que siguiera funcionando.